
Schopenhauer fue contemporáneo de otros grandes pensadores, como Goethe, Fichte o Schleiermacher, y pasó buena parte de su existencia dándose de sombrerazos y pellizcos con Hegel; cosa curiosa, no fue un lío de faldas ni fue porque tuvieran el mismo horario de clases en la Universidad, sino simple y llanamente, porque ambos eran de pocas pulgas y sus egos algo robustos.
Antes de que llegue cualquier pelagatos a su foro de Internet favorito y los quiera apantallar por haber leído dos artículos de revistas atrasadas en el consultorio del dentista y la solapa de algún libro de filosofía antes de que lo corrieran de la librería, les comentamos que la obra cumbre del autor en cuestión fue El mundo como voluntad y representación (1818), mismo que fue modificado en dos ocasiones.

En fin, pues, que el estimado Schopenhauer murió en Frankfurt (cuna de las famosas salchichas que se cuecen en agua y se sirven con panecillos, mostaza y otros condimentos), a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio (todavía no queda claro si se debió a la aterioesclerosis que le ocasionó el consumo de embutidos, ricos en grasas saturadas, o bien, a que una poca de la pasta de rábanos picantes con que solía acompañarlos "se le fue por otro lado" mientras maldecía a la dialéctica hegeliana y le generó asfixia), el 21 de septiembre de 1860.
Don Chopen legó a la humanidad una obra filosófica de notable importancia que influyó en escritores y pensadores de los siglos XIX y XX como Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche, Thomas Mann, Émile Cioran o Jorge Luis Borges, entre otros muchos. Cabe señalar que incluso algunos cretinos ha retomado su pensamiento, aunque sin entenderlo del todo, y luego han intentado utilizarlo para tratar de lucirse en algún espacio virtual dedicado al Rebaño Sagrado, tal como lo recuerda nuestro eminente Cutrebot. Pos bueno, cada quién sus vacíos existenciales...

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